miércoles, 29 de agosto de 2012

Reconciliación

 Aún mis manos frías, mi cuerpo asediado de cansancio, regrese a verte dolorido tras la discusión que lo ha causado.
¡Ven al lecho amor mio!  en mis senos daré calor a tus manos, mientras las mías en caricias, curaran tu cansancio. ¡ Quítate él atuendo! cual inocente asomas a la vida.
Ya descalzo hasta los pelos, voy en busca de tu cálido lecho, y ruego no interrumpan, ni clarines ni cencerros.
¡ Déjame apresarte en mis brazos! prisionera soy de mis deseos, que mi cuerpo irradia mas calor, por el preludio que percibo.
Acompasados nuestros latidos, se incrementan burdamente a medida que entibio, mas tus senos se endurecen atenuando mi cansancio.
¿Te das cuenta bien amado? ¡Que mejor medicina! pues uniendo nuestros cuerpos hasta da color a tus mejillas.
El calor me ha sonrojado, mas no por temperatura externa, es el fuego de mis venas, que bombea el corazón.
Déjame trepar en tu montaña, y ascender a lo mas alto de ella, así sentirme tuya, y poder decir que soy tu dueña.
Suavemente deslízate  sin obstáculos alguno, y de lo que si... ¿no estoy seguro?, si me mojas o estoy mojado.
¿Es acaso importante? cuando el nutriente manifiesta, es néctar para ambos.
Fuego y llamas se unieron, cual ebullición de mil volcanes, y aquí queda aclarado, como se arregla un altercado.